jueves, 20 de mayo de 2010

Jorge Rulli, citando a Juan Perón, interesante análisis

Muchas manifestaciones a lo largo del mundo y en especial, el reciente Encuentro de los Pueblos en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, parecieran anunciar que, en forma gradual aunque demorada, se comienza a tomar conciencia de la extrema situación porque atraviesa el Planeta y de la urgente necesidad de detener una marcha suicida hacia el abismo. También nos alegra comprobar que son cada vez más los que comprenden que no es tan solo el Capitalismo, quien nos conduce hacia el desastre, sino que estamos inmersos en una crisis civilizatoria en que debemos modificar el modo de consumir y de producir, así como nuestras arraigadas concepciones acerca del progreso y del crecimiento. Estos son los grandes debates que tenemos pendientes en la Argentina y frente a los cuales nos hemos quedado retrasados demasiado tiempo. Llama la atención que los que quienes todavía se definen peronistas, se encuentren o no se encuentren en el gobierno, sean incapaces de asumir como propia la carta de Perón a los Pueblos del mundo, documento escrito en 1972, y que mantiene absoluta vigencia frente a los grandes desafíos de la Globalización. Aún más todavía, luego de 38 años de existencia de esos documentos que Perón escribiera para la cumbre de Estocolmo, continúan ignorando su existencia y negando las anticipaciones y propuestas que allí se enunciaran con absoluta claridad y que han dado pie a nuestro actual ecologismo radicalizado. Dijo Perón en aquel histórico documento: “La Humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma”. Hemos tratado sencillamente de cumplir con ese mandato de poner en pie a la Humanidad, tanto en la reunión cumbre de Cambio Climático en Copenhague como ahora recientemente en Cochabamba.





En ese mismo documento a los Pueblos del mundo, Perón dice en forma clara y terminante: “Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado”. Esto es sencillamente lo que están haciendo los pueblos que luchan contra las pasteras, contra las fumigaciones y contra la megaminería.: cuidar y preservar los bienes comunes con el mayor empeño… Lo hemos dicho muchas veces, y ahora lo decimos replicando al Perón del 72: estos gobiernos nuestros entreguistas y ciegos ante lo porvenir, están hipotecando el futuro de nuestro país, están dejando sin suelo a los argentinos aún no nacidos, y sobre el hambre, la indigencia y la entrega del patrimonio nacional, están configurando una Argentina basada en las retenciones a las exportaciones y en el mayor asistencialismo. No es honorable de nuestra parte, ni honra nuestra inteligencia que las actuales discusiones políticas entre nosotros giren en torno al argumento de que este gobierno “tiene cosas buenas…”, que todavía se nos diga que “la renovación de la Corte fue importante” o que es el primer gobierno que respalda una política más o menos firme sobre los derechos humanos. Primero, que lo sabemos. Segundo, que no llevamos ninguna intención de optar por el mal menor y nos negamos a que por toda elección tengamos que decidir por la Coca o por la Pepsi, Tercero, que todas esas medidas que se le reconocen al actual gobierno, han mostrado sus límites y los fraudes que conllevan, e inclusive, sospechamos con firmes razones que no son más que los emprolijamientos que necesita el modelo de exacción establecido en los años noventa, para perpetuarse sin exhibir sus aristas más atroces… En cuanto al repetido argumento de que la oposición es peor que el gobierno, quiero expresar una vez más, que la oposición no es peor, que en todo caso es igual, al menos, es absolutamente funcional al gobierno como si en cada movida política se pusieran de acuerdo en un juego de espejos que comparten. Mientras los ingleses se apoderan de nuestro petróleo en el mar continental argentino, ellos, o sea unos y otros, debatían sobre el matrimonio homosexual… no es una casualidad, no, de ninguna manera. Y lo peor es que hemos perdido tanto, pero tanto, la memoria de nuestra identidad y de nuestros sueños de que la Argentina fuera alguna vez un gran país, que hemos aceptado con resignación cerrar los ojos. Hemos admitido vivir en la mentira constante y en el simulacro de lo que fuera una doctrina revolucionaria y nos conformamos con que sigan robando, pero que algo quede…¿Qué es lo que queda me pregunto? ¿Ayudas asistenciales que no son más que un miserable paliativo a tanta industria extractiva y a tanta producción en escala que nos deja sin empleos? Algunas autopistas que otros usan y algunas renovaciones de vías que a los seis meses de uso, están peor que las que tenían treinta años de antigüedad… Nos queda Tinelli, nos queda Grondona, nos queda Barone y el éxito farandulesco de seis, siete y ocho…Nos queda la nueva Hemeroteca Nacional a la que cambiaron el nombre y pasó a denominarse "Ezequiel Martínez Estrada", en referencia a un escritor, según el diario Clarín, sería “incuestionable y respetado”. Para el director de la Biblioteca Nacional Horacio González, tanto como para el diario Clarín, uno de los intelectuales argentinos más furiosamente antiperonistas como Martínez Estrada, a la vez que duro partidario de la Revolución Cubana, resulta una figura incuestionable y respetada… Todo es un puro circo para que olvidemos que, por estos caminos por los que vamos, no tenemos porvenir alguno…



Evidentemente hay gente que pretende conducir y que dejaron de comprender el mundo. El paradigma en el que se formaron se acabó con la caída del muro de Berlín y la implosión de la URSS. Poco importa que ahora ganen la Intendencia de Montevideo o le cambien el nombre a la Hemeroteca Nacional, simplemente están una vez más a contrapelo de la historia, remando en contra de la corriente y para su propio provecho. Aunque con ropajes de utilería, son meros administradores de cosas… Dijo Perón en aquel documento a los pueblos del mundo que antes mencionamos: “De nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos”. ¿Qué nos estaba diciendo Perón en ese año 1972? ¿A qué se estaba refiriendo? Se estaba anticipando a estas propuestas demenciales con las que hoy a diario debemos debatir: propuestas de hacer el socialismo con las mismas matrices de pensamiento urbanas industriales y de dominio y violentación de la Naturaleza que ha practicado el Capitalismo. De hecho son los nuevos debates que se dieron en Copenhague y en Cochabamba. Nos preguntamos: ¿el gobierno de Chávez, al que respaldamos, tiene derecho a quebrantar todas las expectativas revolucionarias que había despertado, firmando acuerdos de agricultura industrial y sojización, con Grobocopatel, tal como lo hizo en su momento? El gobierno de Evo al que respaldamos ¿tiene derecho a mezclar sus apelaciones a la Madre Tierra que a todos nos enamoran, con planificación de carreteras y de represas hidroeléctricas? Carreteras y represas hidroeléctricas que, además de repetir un camino que atenta contra la Naturaleza, no hará sino hacer de buena parte de Bolivia, un patio trasero del crecimiento industrial de la burguesía paulista…



Por supuesto que somos conscientes que vivimos en una época de grandes confusiones, épocas de fronteras entre paradigmas, de ecotonos entre épocas que terminan y épocas que comienzan… Sabemos, asimismo, que no hay umbrales como los que hay en nuestras casas, que todo en la historia viene entremezclado de cosas viejas y de ideas nuevas, lo que uno debe siempre tratar de advertir, es cuáles de esas tendencias de lo nuevo comienzan a imponerse sobre lo que ya conocíamos… Hacerlo debería ser un modo de rescatar lo mejor de la política, esa capacidad de advertir los síntomas de lo que está por venir y prepararse… Las represas y Martínez Estrada no es lo que viene sino lo que ya pasó… empeñarse en esos modos de proceder es un claro signo de haberse quedado en el pasado y en la medida en que se sigue aferrado al paradigma que perdió vigencia, una manera de transitar de revolucionario a reaccionario, en estos casos en clave sorprendentemente progresista… No obstante, la capacidad del hombre de hacer su propia historia siempre, siempre, trae revivales y es pensada desde las experiencias del pasado... Tanto por esas confusiones entre lo viejo y lo nuevo que entraña la historia, y también, porque es nuestro modo de comprender lo nuevo en los moldes de lo que ya conocíamos; se hace natural al pensamiento humano afrontar los nuevos desafíos con las prácticas y las experiencias que tuvimos. Es lo que todos hacemos. La opción aquí es si para enfrentar esta endemoniada globalización nos paramos en los años sesenta setenta con Ezequiel Martínez Estrada o nos paramos, un poco más atrás y con mayor memoria, con Raúl Scalabrini Ortiz y con José Luis Torres, con los populismos nacionalistas, los procesos de Emancipación nacional y tal como nos dice Perón en su carta de 1972, “en defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones, frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial”.



Jorge Eduardo Rulli

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