domingo, 31 de julio de 2011

Pachamama















MRLN celebró la fiesta de la Pachamama. Entre tod@s agradecimos a la Madre Tierra por sus frutos, por sus dones, por los hij@s. Le pedimos perdón por los daños que le hacemos cuando olvidamos que ella está ahí.
En la reunión pusimos en común las repercusiones de la publicación del libro Cinco Curas, así como los conocimientos sobre como votar en las próximas elecciones, el lugar que ocupará Proyecto Sur en el concierto nacional y la proximidad con el Frente Cívico cordobés.
Luego de tan nutrida reunión, con valios@s participaciones, decidimos concurrir a la celebración anual del Martir Eduardo Angelelli y reencontrarnos después de las elecciones primarias

domingo, 24 de julio de 2011

Cinco Curas- confesiones silenciadas









Invitamos a estar presentes en esta obra cordobesa que, seguramente, dará que hablar

sábado, 23 de julio de 2011

Mario, un luchador incansable











El MRLN está triste por el fallecimiento del Compañero Mario Turletti, movimientista desde los inicios,precursor del estilo propio de nuesto Movimiento, participante del diseño de las bases ideológicas que nos distinguen, compañero de las marchas, de los debates.
Nos deja la convicción de pensar que se transforma el mundo desde el espacio en que cada uno de nosotros se encuentra.El descanso se alcanza después de haber contribuído con algo nuestro a la defensa de tod@s.
Apasionado por la familia, presente siempre para sus amigos e incansable trabajador.
Sumamos nuestro pesar al de su familia sintiéndonos cerca de Nilsa, su esposa y compañera,de sus hijos y de tod@s los que lo querían.

martes, 5 de julio de 2011


Por una Iglesia Profeta, Popular, Plural, Participativa y de los Pobres, como soño y peleo Enrique Angelelli..

Homilía despedida de Carlos de Dios y Gabriel...2 de julio de 1976

"Esta es la iglesia de Jesús a quien seguiremos anunciando. No es la adhesión a un grupo de hombres, porque se les ocurre peregrinamente inventar una doctrina o tener ciertas actitudes. Es la fuerza de este evangelio, es la fuerza de este ministerio ...sobre nuestras débiles fuerzas, el poder de Dios, la fuerza del Espíritu Santo, ha marcado y grabado una realidad sagrada, una misión: la misma que tenían Gabriel y Carlos..."

Angelelli, frente a sus sacerdotes asesinados, entre otros temas, hace referencia a su manera de entender "la Iglesia"...veamos...

- "...la iglesia de Jesús"... la de los pobres, la de los excluidos, la de los últimos, la de los mártires... no tiene que ver con instituciones o dogmas, con estructuras o reglas, con jerarquías y obediencias...

- "...la fuerza de este evangelio..." ... la del Espíritu, la del Soplo Viviente, la de los del camino, no se centra en "Roma" o el "Vaticano" su eje es el "evangelio" ...no son los documentos del "Magisterio Eclesiástico" o las homilías papales...asi dijo en esa misma homilía..."“Todo hombre es mi hermano”: esto es el evangelio, aunque se puedan mofar de él"

- "...una mision sagrada, una marca..."... la tarea, la acción, el desafío...y la tarea fue "ser pueblo", defender a los mas pobres, denunciar las injusticias, colaborar con las organizaciones populares, predicar una fe liberadora...

A Carlos y Gabriel no los asesinan por bautizar o rezar el rosario...

Una tarea, un desafío sellado con la sangre joven de estos mártires a la que Angelelli no renuncia, si no por el contrario, invita a todos y todas a continuar...

Veamos ahora como describe Angelelli la tarea, la misión, el desafío... lo que dijo en el año 1975 tiene una tremenda actualidad y notemos que termina diciendo..."y mucho más"... abriendo las puertas al futuro...

"No debemos sacar las manos del arado en este presente en que vivimos; a la vez, queremos un futuro distinto del que estamos viviendo; queremos cambiar las armas por instrumentos de trabajo, para que a nadie falte el pan que quiera amasar con el propio sudor; queremos cambiar el odio por el amor fraterno, la mentira por la verdad, los negociados por una justa distribución de los bienes que Dios nos ha dado para todos; queremos cambiar una situación política en la que el poder es de unos pocos, por otra en que el pueblo sea verdaderamente protagonista; queremos cambiar la angustia diaria en que viven tantos hogares riojanos y argentinos, por la alegría del encuentro; queremos cambiar el miedo y la desesperación por la esperanza; la calumnia y la delación por la amistad, la confianza y el servi­cio fraterno. Todo esto queremos... y mucho más." Cfr. 27 Abril 75 Homilía en la misa radial, reflexiones acerca de la "Jornada de oración por la pacificación nacional"



sábado, 2 de julio de 2011

Breve reseña Vida del Mártir popular Enrique Angelelli Por una Iglesia de los Pobres y Profética como el soñó y peleó




PARA REDESCUBRIRNOS

En memoria de Mons. Enrique Angelelli (1)
Nicolás Alessio (2)
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Hijo de inmigrantes italianos, nació el 18 de julio de 1923 en la Provincia de Córdoba, Argentina. Mártir, pastor y profeta, consagra¬do por el sentir de los pobres, ignorado por las “oficialidades”, hombre sencillo, consciente de sus límites y de sus posibilidades, de una tierra, de una familia, de una cultura particular. Ordenado sacer¬dote en 1949, estudia derecho en Roma, regresa a su ciudad natal, y comienza a pulsar la realidad de las “villas miserias” cordobesas, y a gestar su predilec¬ción por los pobres y los exclui¬dos. El contacto con los jóvenes como asesor de la JUC le permite descubrir la sed de libertad y justicia que va ganan-do el corazón y las organiza¬ciones del pueblo. Sus compromi¬sos con la realidad no le impide dedicar tiempo a la reflexión, al estudio, a la docencia del Derecho y la Doctrina Social de la Iglesia.
Como párroco de “Cristo Obre¬ro” impulsó decididamente una pastoral comprometida con las preocupaciones del mundo del trabajo, y desde entonces comen¬zó a padecer las sospechas de los sectores del poder económico, político y religioso de su ciudad.
Nombrado Obispo auxiliar de Córdoba en 1961, intensifica su lucha al lado de los jóvenes, los obreros y los pobres. Convencido que “el pastor da la vida por sus ovejas” no deja de participar en cuanto conflicto social requiriera de su presencia. Conflictos que lo van enfrentando cada vez más con los sectores tradicionalistas y conserva¬dores de la Iglesia y la sociedad cordobesa.
En 1964 asume como Obispo titular de La Rioja, provincia del noroeste Argentino, llena de tradi¬ciones populares, rica en expresio¬nes y gestos de la sabiduría popular, pero que sufre el centralis¬mo de Buenos Aires y el consiguien¬te empobre¬ci¬miento y marginación, estando la tierra y los recursos naturales, en manos de unos pocos privilegiados.
En su primer mensaje al pueblo riojano expresó, una consigna de trabajo, que, llevada a sus últimas consecuencias, le costaría la vida, la entrega sin metáforas de su propia sangre: “Como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres, de los que reclaman ser conside¬rados en su dignidad huma¬na como hijos del mismo Padre que está en los cielos”.
Impulsó la renovación de las estructuras eclesiales riojanas, permitiendo la participación y haciendo realidad una Iglesia renovada desde las orientaciones del Concilio y de Medellín. Hizo jugar todo el peso de la institu¬ción para promover cooperativas cam¬pesinas, asociaciones de obreros, centros de formación. La Semana Pastoral Dioce¬sana, de 1969, por ejemplo, estuvo signada por un análisis de la realidad del pueblo riojano y la búsqueda de alternati¬vas a “...la situación de injusticia y violencia que constituye un pecado institu¬cionalizado que degrada, esclaviza nuestro pueblo...”
En ese entonces gobernaba el país la dictadura militar, al servicio del poder económico, que empeza¬ba a irritarse por el Obispo de La Rioja y a presentarle una decidida oposición y hostiga¬mien¬to. Así, este compromiso con los pobres, estas convicciones, demandas, denun¬cias y gestos concretos de cercanía con los marginales, de organización popular, de una pastoral liberado¬ra, le fueron ganando calumnias, injurias, perse¬cución, y al final, la propia vida.
En junio de 1974 la crisis política y social se va agudizando. También se haría más violenta la persecución, la difamación, la represión. En 1976 se da el golpe militar contra Isabel de Perón, ya instalada la dictadura militar más sangrienta que conocimos los argentinos, la persecución sin límites contra catequistas, religiosos y religiosas, sacerdotes de la iglesia riojana y el resto del país. El 18 de julio de 1976 son secuestrados y asesi¬nados los sacerdotes de Cha¬mical (La Rioja), Gabriel Longue¬ville y Carlos de Dios Murias, colaborado¬res de Angelelli. Con esta herida todavía abierta en su corazón de pastor, pero sin aban-donar la lucha, llegaría el momento final, antici¬pa¬do por sus propias palabras dichas a sus amigos sacerdotes: “...son varios los que tienen que morir, entre ellos estoy yo”. Muchos años atrás había afir¬mado: “no vengo a ser servido sino a servir, como Cristo”. Esta frase, sin grandilocuencias pero con tenaci¬dad evangélica, sería sellada al borde de la ruta 38, desde Chamical a La Rioja, con su vida y su sangre. Angelelli, asesinado como Jesús, por fidelidad al corazón de los pobres y al corazón del Dios que vive con los pobres. Era el 4 de agosto de 1976.
Si lo recordamos, no es para vivir de la nostalgia. Menos aún para quedarnos anclados en la tragedia de tanta persecución y muerte. Hoy necesitamos mirar el horizonte con sentido. Son tiempos “ajustados”, de exclusión y miseria, como en los tiempos de Angelelli, quizás con más impuni¬dad, descaro y soberbia. Nada nuevo; es la lógica demencial del neocapitalismo mundializado. Nuestras democra¬cias formales no han dejado de ser dictaduras económicas, con una lógica sutil de destrucción y muerte.
En este marco, queremos y necesita¬mos recordar, hacer memoria, para ayudarnos a transitar este presente y animarnos a soñar con el futuro.
Mons. Enrique Angelelli, pastor, profeta, mártir, amigo y compañero, encontrado muerto a la vera del camino, vive hoy, como Jesús resucitado, iluminan¬do y fortale¬ciendo nuestro andar. Su vida, palabras, gestos, y su sangre entre¬gada, son hoy “lugar” de encuentro para quienes nos aferra¬mos a creer en la vida y en el Dios Padre y Madre de los vivientes. Son “fuente” de perspec¬tivas para quienes no nos resignamos a la lógica de la muerte. Un inagota¬ble “texto” en que releer nuestra historia, nuestras opciones, posibili¬dades, y utopías. Por eso lo recorda¬mos, porque sigue latiendo su corazón en el de tantas luchas populares, en todos los que se resisten a morir de rodillas o a suplicar una dádiva del ídolo mercado, frente al olvido y al silencio que se nos ha querido imponer con indultos y amnistías falaces.
Angelelli, mártir popular, se hace hoy “palabra” encarnada. Su consigna más conocida, “con un oído puesto en el pueblo y otro en el Evangelio”, expresa meridiana¬mente una dialéctica de cercanía, de sintonía, de fusión con su pueblo, cada vez más excluido y marginal, esas mayorías que hoy no interesan al nuevo orden mundial porque no son rentables. Y “poner el oído” es ponernos mano a mano con los que nos hablan desde el silencio y su dolor, en una actitud de conver¬sión y contemplación. Es “pala¬bra” que suena y resuena, golpea, interpela, cuestiona, juzga, alienta, empuja, anima y sobre todo, fecunda nuevas historias de lucha y solidaridad que se van desgranando y se van tejien¬do junto al campesino, al niño de la calle, al aborigen, a las mujeres, los negros y mestizos, junto al desocupado, al cuentapropista, al absolutamente excluido.
Vale la pena recordar, entre tantas palabras pronunciadas, tantas decepciones generadas por la demagogia de la “moderniza¬ción”, el “ingreso al primer mundo”, la “apertura de los mercados”, los beneficios de las privatizaciones y etc.. .”Si seguimos siendo defrau¬dados en esta larga espera, seguire¬mos levantando la voz para que de una vez por todas se convenzan de que existimos y queremos ser tratados no como ‘fantasmas’, sino como un pueblo que no renuncia a su propia dignidad... El camino es duro y no hay tiempo para cansar¬nos” («El Independien¬te», La Rioja, 1972).
Haciendo memoria de Enrique Angelelli, y en él, de tantos otros mártires populares, queremos empeñarnos en encon¬trar nuevos sentidos a viejos sueños de libertad y fraterni¬dad. Queremos encarar sus pala¬bras haciéndonos cargo de los cuerpos maltratados por la impiedad de los amos del sistema. Queremos gritar a viva voz que mien¬tras haya pasiones dispuestas a entregar la sangre por el otro, por el anónimo, por el excluido, por el sin rostro… será posible una tierra nueva y un cielo nuevo, será posible aquel lugar de la promesa que mana leche y miel, donde no se agotará la harina abundante, ni el nutriti¬vo aceite, ni el perfumado vino. Porque estamos convencidos, como lo estuvo Angelelli, de que nuestro Dios “va caminan¬do con nosotros... y su propia historia, es nuestra historia”.

Nicolás Alessio
Córdoba (Argentina)

Notas:
1.Se puede encontrar en http://www.servicioskoinonia.org/agenda/archivo/obra.php?ncodigo=478

2.Alessio Nicolás sacerdote católico, teólogo, catequeta. Se desempeña actualmente como párroco de la comunidad de San Cayetano en Córdoba Argentina. Se desempeña como formador responsable del Seminario de Catequesis Arnulfo Romero, forma parte del Movimiento Sacerdotes en la Opción por los Pobres de Argentina. Ha publicado numerosos trabajos de contenido social y religioso, enmarcando su trabajo pastoral en la Teología de la Liberación, donde articula los saberes propios de la teología, la pastoral, la lectura popular de la Biblia y la educación popular.