miércoles, 2 de febrero de 2011

Comentario de Raúl Jiménez sobre el discurso del Gobernador

EL ÚLTIMO DISCURSO
Por Raúl Jiménez


El gobernador de Córdoba pronunció el martes en la legislatura su último discurso.
Lejos de exponer su proyecto de gestión para el 2011 se empeñó en valorizar los supuestos logros obtenidos, diferenciándose de su predecesor y a la vez frustro candidato a sucederlo.
Cuando ya no queda futuro, el aire que permite sobrevivir llega del pasado. Y a él se recurre como sea. Incluso escondiendo verdades en los pliegues de la desmemoria colectiva.
Habló de un extraordinario superávit fiscal y silenció la deuda de 17 mil millones de pesos que este gobierno dejará en diciembre al próximo.
Mencionó el achicamiento de la deuda previsional como un mérito, cuando en realidad fue su espacio político quién la disparó siendo él mismo vicegobernador o ministro de economía.
Acompañó con un innecesario histrionismo el haber acercado internet a las escuelas, pero no dijo una palabra de los baños o los techos o la falta de correspondencia entre la velocidad de la construcción del Centro Cívico y la exasperante lentitud de estas imprescindibles reparaciones.
Sin la sombra de la autocrítica, bajó la cabeza y encaró otra vez con el anuncio de que le pondrá Agustín Tosco a la autovía Córdoba –Salsipuedes, tratando inútilmente de reparar la conducta vergonzosa de sus compañeros en la Unicameral cuando a fin de año cambiaron el nombre de la circunvalación que en forma unánime el Concejo Deliberante había otorgado al líder lucifuercista.
Hacia adelante anunció ampliar a 6 mese la licencia por maternidad a maestras y empleadas públicas pero nada dijo de las acciones de gobierno para las embarazadas que no tienen obra social o que son autónomas o que son adolescentes que muchas veces no tienen donde, literalmente, caerse muertas, ahondando irresponsablemente la brecha entre cordobesas . Otra vez el olvido de una de las funciones básicas del estado a manos de un anuncio envuelto por el aplauso vacuo de punteros que no dudaron en reiterar el gesto cuando Schiaretti mencionó su idílica relación con Giacomino o cuando elogió la aprobación de la ley de educación.
Párrafo final para la emoción y las lágrimas del gobernador cuando evocó su lucha contra la dictadura y el dolor por sus compañeros desaparecidos. ¿Habrá olvidado Schiaretti que fue ministro de Cavallo, continuador por otras vías de la política represiva de la dictadura?
¿Habrá olvidado que cuando fue Vice de De La Sota éste dijo que las madres eran responsables de la desaparición de sus hijos? ¿Habrá percibido el gobernador que mientras él se emocionaba uno de los que aplaudía era el legislador Senn, investigado por la justicia santafecina por su participación en crímenes de la dictadura?
Cruel ironía. Durante todo el discurso cuarenta y ocho veces aplaudió la barra.

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