miércoles, 16 de diciembre de 2009

NAVIDAD IMPERIAL

“Dijo el ángel a los pastores: “Les traigo una gran alegría, para ustedes y todo el pueblo. En la ciudad de Oslo, Barack Obama, ha recibido el nobel de la Paz” Evangelio Imperial

Niño Dios, mejor, no vengas

Duele decirlo. Mas duele darnos cuenta que es así. No tiene lugar…no tiene sentido. Como en aquel viejo relato…”no encontraron lugar en la posada”. No hay sitio, espacio, para su mensaje. No hay lugar para su vida. No hay lugar para sus utopías. “Paz…a los hombres de buena voluntad” dicen también los textos populares. ¿Si?

Ha recibido, hace muy poco, el premio Nobel de la Paz, el Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama. En este mundo globalizado, la navidad fue en Noruega, Oslo. No necesitamos la del pesebre del oriente próximo. Una burla grosera de los amos asesinos. El que preside el gobierno más homicida y guerrero de los que conocemos “premiado”, “distinguido”. Ahora preside las hostilidades arrogantes, impune. ¿En que territorio podrá anclar la buena nueva para los empobrecidos? Sin ruborizarse, ha justificado, en el mismo acto donde recibía el premio, sus guerras homicidas actuales, en Irak y Afganistán. Con la excusa de siempre “cuidarnos del terrorismo internacional”, se siente “ungido” para cuidar la paz mudial. Ellos son terrorismo, y de primera calidad. Ellos inventaron “las guerras preventivas”, por las dudas, destruyen pueblos, culturas, cuerpos, esperanzas. Y para que nadie se llame a engaño, también lo dijo claramente durante la conferencia de prensa junto al primer ministro noruego Jens Stoltenberg "La meta…no es recibir un premio, incluso uno tan prestigioso como el Nobel…la meta es avanzar en los intereses de Estados Unidos". Sin comentarios. Se trata de sus intereses. Por eso no fue, como elípticamente afirman las corporaciones mediáticas, “un premio para la polémica”. Fue una brutal y cínica puesta en escena. Para alentar masacres. Sin pudor.

Niño Dios, no te necesitamos, ahora nos cuida Barack y sus mercenarios. Para eso, acaba de enviar otros 30.000 jóvenes a guerrear en Afganistán, para “cuidar la paz”. Serán sacrificados, en un holocausto perverso, cínico, inútil. Navidad, del latín, nativitas, “nacimiento”. Nace el horror, nace el desprecio, nace la hipocresía, nace la burla de los prepotentes. Pero no importan los muertos ni los que matan, lo dijo Barack, sin inmutarse: “nuestros jóvenes van a morir, otros van a matar”. ¡¡Eso sí que tiene que ver con el “nacimiento”!! Cuerpos de niños, ancianos, mujeres destrozados por cada ataque militar. Pero no hay problemas, son “daños colaterales”. Cuando fue la navidad del pesebre, la rodearon pastores pobres, ahora, en la Navidad Imperial, el ungido en Oslo, estuvo rodeado por el más importante dispositivo de seguridad de su historia, con más de 2000 policías movilizados en tierra, aviones de caza y un avión de vigilancia Awacs.

No es paradójico, “si quieres la paz, prepara la guerra”. Lo advirtió descaradamente “una paz justa necesita una guerra justa”. Es la Navidad de la soberbia. De la irracionalidad. Herodes infanticida, está de nuevo entre nosotros. Y no se rinde. Avanza, ataca. Avasalla. Noches sangrientas y de odio, nada de paz, nada de amor. No queda lugar para villancicos, solo el gemido de los que mueren y estallido de los misiles.

Niño Dios, mejor…no vengas.

Nicolás Alessio

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