El recién nacido es el crucificado
¿De qué Navidad hablamos?
La navidad de la ternura infantil. Vale. La navidad del reencuentro familiar. Puede ser. La navidad para expresar el cariño con regales. También. La navidad para acercarnos más a Dios. Si. La navidad para hacer algún gesto solidario. Tiene sentido. Pero la Navidad es mucho más que eso. La Navidad es conmemoración militante. En la Navidad nace y se despliega la esperanza de las víctimas, de los últimos, de los excluidos. Es memoria de lucha y de conflicto. Es el renacer de los que no se rinden, de los que combaten, de los que renuevan su responsabilidad social, política, ética. Es la expectación de un mundo nuevo, ese “otro mundo posible”. El compromiso en todas las trincheras por hacerlo realidad. La navidad es militancia, es combate, es acción. El mesías esperado, el recién nacido, es un líder religioso, social, y también político. Viene a desafiar las estructuras imperiales de los amos y esclavizadores. Por eso el recién nacido es el crucificado. No lo perdonaron. Esto que nos cuenta el relato de Mateo no es un cuentito de hadas ”…el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo." (Mateo 2,13) Por eso el Adviento (semanas previas a la navidad) será el tiempo propicio para reflexionar. Este Adviento difícil, en las turbulencias de la “crisis financiera global”. Una crisis que comienza en Estados Unidos, se difunde en Europa, Asia y….el resto del mundo. Y entre nuestros trabajadores y familias ya se siente, suspensiones, adelanto de vacaciones, amenaza de despidos, rebajas salariales…¿Por qué somos nosotros los que tenemos que “pagar” una crisis de los grandes del mundo de la que no somos responsables? ¿Por qué dejamos que grandes empresas aprovechan la situación para buscar más beneficios del Estado? Ya son muchos los países que expresan su molestia por ser las víctimas de una crisis en la que claramente no son responsables. Es intolerable que la respuesta rápida y masiva de los gobiernos de los países más poderosos sea la de rescatar a los bancos y las instituciones financieras lo que contrasta severamente con su fracaso en responder decisivamente a la crisis irresuelta de pobreza, marginalización y privaciones que ha afligido la mayoría de los pueblos del mundo durante tanto tiempo. En millones de hermanos desnutridos, refugiados, amenazados, desplazados, no hay navidad. Hay cruz. Estos líderes comprometieron más de mil billones de dólares de fondos públicos para rescatar bancos privados e instituciones financieras privadas. Pareciera que la consigna de hierro de los grandes grupos económicos es “cuando yo gano, la ganancia es mía, cuando yo pierdo, la pérdida es tuya”. Por ejemplo, WorldCom, la segunda telefónica de larga distancia en Estados Unidos, eliminará 5.000 puestos laborales más (8,3% de su dotación actual). Lo hacen para salir de la quiebra más cuantiosa en la historia. Ellos salen de la quiebra crucificando en el desempleo a sus trabajadores. Por eso no queremos navidades Light. Queremos navidades fuertes. Enérgicas. Cargadas de combatividad. No queremos navidades infantilizadas. Queremos navidades de luchas y de utopías renacidas.
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Hace 11 años